A veces podemos no hacer lo correcto, equivocarnos, y tropezar dos veces con la misma piedra. Pero no llegamos a imaginar el daño que pueden hacer las palabras en determinados momentos. Esos momentos en los que sientes que no puedes más, y de repente oyes o lees alguna frase, esa frase final que acaba por hacerte daño. Y entonces no sabes que hacer, que pensar, solo quieres llorar, y llorar, y te sientes pequeñita e incluso insignificante. Intentas seguir, intentando olvidar, pero es imposible, porque todo aquello que se hace sin pensar nada más que en tu interés tiene sus consecuencias. Sentir que no importas, que eres lo último, y que tu opinión no importa. Rogar, y ver como todo cambia, y las prioridades que tu tienes, no son mutuas. Querer pasar el tiempo con alguien que te importa, tiempo que precisamente no te sobra, y ver como no te corresponden.
Caer, romperte...y sentir que cada vez está más cerca el final, porque todo aquello que nunca imaginaste que pasaría, acaba por pasar.
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